jueves, 2 de septiembre de 2010

Dormir menos de ocho horas aumenta los síntomas depresivos y de ansiedad

Psicología
Los adultos jóvenes que duermen menos de ocho horas por noche tienen mayores riesgos de malestar psicológico, una combinación de niveles elevados de síntomas depresivos y de ansiedad, según un estudio del Instituto de Investigación del Cerebro y la Mente y el Centro de Investigación Integrada y Comprensión del Sueño de la Universidad de Sidney en Australia que se publica en la revista 'SLEEP'.

El estudio muestra una asociación lineal entre las duraciones de sueño de menos de ocho horas y el malestar psicológico en adultos jóvenes de entre 17 y 24 años de edad.

El riesgo de malestar psicológico aumentó en un 14 por ciento por cada hora de sueño nocturno perdida. Así, aquellos que duermen menos de seis horas por noche eran dos veces más propensos a este malestar que quienes duermen las ocho horas de sueño.

Los investigadores descubrieron una asociación similar entre la duración del sueño y el malestar psicológico persistente.

El riesgo de que una persona con malestar psicológico base siguiera con el malestar tras un año de seguimiento aumentaba en un cinco por ciento por cada hora de sueño nocturno perdido. Las duraciones de sueño largas de más de 9 horas no mostraban ninguna asociación con este malestar psicológico. Según explica Nick Glozier, director del estudio, "en adultos jóvenes que ya experimentan malestar, a menor número de horas de sueño que duermen peores son los resultados en todo el rango de horas de sueño".

El estudio también mostró que el riesgo de inicio de malestar psicológico era mayor sólo en aquellos adultos jóvenes con duraciones de sueño extremadamente cortas.

Los participantes sin malestar psicológico de partida que informaron de cinco horas de sueño o menos por noche eran tres veces más propensos a sufrir el malestar psicológico un año después. En el trabajo participaron 20.822 adultos jóvenes de Nueva Gales del Sur (Australia) que completaron una encuesta confidencial en la que informaban sobre el número de horas de sueño durante el mes anterior.

El 30 por ciento de los participantes dormía entre siete y ocho horas por noche y un 18 por ciento informó de un sueño menor a las 7 horas. Menos del 2 por ciento de los sujetos del estudio tenía una duración del sueño extremadamente corta de menos de 5 horas por noche.

El malestar psicológico se evaluó utilizando la Escala de Malestar Psicológico Kessler (K10), una herramienta muy utilizada que evalúa los problemas de salud mental de una persona durante las cuatro semanas previas.

El cuestionario incluye aspectos que inciden en la sensación de cansancio, nerviosismo, desesperanza, falta de descanso, depresión, tristeza y pesadumbre. Una puntuación elevada indica que una persona es propensa a sufrir de un trastorno mental. Alrededor del 32,5 de los adultos jóvenes del estudio tenía niveles elevados de estrés psicológico como punto de partida en el estudio.

Un subconjunto de la muestra seleccionado aleatoriamente con 2.937 participantes completó la encuesta de seguimiento entre los 12 y los 18 meses después de la entrevista inicial.

El nuevo inicio de malestar psicológico se descubrió en 239 de los 1.992 participantes, un 12 por ciento, que no tenían malestar psicológico al inicio del estudio.

El malestar psicológico persistente se descubrió en 419 de los 945 participantes, un 44 por ciento, que padecían malestar al inicio del estudio. Los autores señalan que la relación entre sueño y malestar psicológico es compleja.

Aunque una duración del sueño corta podría ser un riesgo real para el malestar, es posible que la pérdida de sueño sea un síntoma de episodios previos de malestar psicológico que han mejorado o que las alteraciones en el sueño reflejen otro trastorno que impide que se resuelva este malestar.

Los descubrimientos del estudio sugieren que los aumentos recientes en los niveles de estrés de los que informan los adultos jóvenes podrían estar relacionados con cambios en sus patrones de sueño. "El aumento de la incidencia del malestar del que se ha informado en muchos países durante la pasada década o la anterior en esta población de adultos jóvenes podría reflejar el estilo de vida u otros cambios que conducen a menos horas de sueño", concluye Glozier.

Investigadores del CSIC ayudan a descifrar el mecanismo que ajusta el número de neuronas al tamaño corporal

Biología Humana
Un estudio internacional en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto por que las neuronas del sistema nervioso periférico, que forman los ganglios y nervios que se extienden hacia los distintos órganos corporales, son producidas en grandes cantidades y posteriormente sometidas a un proceso de muerte neuronal durante el desarrollo embrionario.

La investigación, que aparecerá publicada en el próximo numero de la revista 'Nature', desvela las claves de este mecanismo crucial en la evolución de los vertebrados.

Según ha revelado un largo trabajo con aves y roedores, en la etapa temprana de desarrollo embrionario las neuronas del sistema nervioso periférico son producidas en mayor cantidad de la necesaria para que su número se ajuste posteriormente al tamaño del órgano o tejido que inervan.

De este modo, sólo las células mejor adaptadas sobreviven, o lo que es lo mismo, sólo las que cuentan con la acción de dos proteínas neurotróficas, el llamado factor de crecimiento nervioso (NGF) y la neurotrofina 3 (NT3), consiguen sortear esta selección.

Los investigadores han constatado además en células madre embrionarias y en embriones de ratón que la clave se encuentra en dos de los receptores de NGF y NT3, en concreto, en las tirosina quinasas TrkA y TrkC, que inducen la muerte de neuronas en ausencia de NGF y NT3.

Sin embargo, otro receptor, el TrkB, mayoritario en el sistema nervioso central, no induce muerte neuronal, explica José Maria Frade, del Instituto Cajal (CSIC), uno de los autores del estudio.

En el trabajo, los científicos proponen que el mecanismo neurotrófico clásico promovido por NGF y NT3 en el sistema nervioso periférico surge en la evolución de los vertebrados de manera pareja a la diversificación de los receptores Trk.

En los antecesores directos de los vertebrados se observa la existencia de un único receptor Trk. Por ello, lo más probable es que durante la evolución haya habido una duplicación, dando lugar a TrkB y al antecesor de TrkA/TrkC.

"Este último, probablemente ya capaz de promover muerte neuronal en los primeros vertebrados, ha sido duplicado de nuevo dando lugar a los receptores TrkA y TrkC, un proceso evolutivo que ha ido parejo a la adquisición de nuevos tipos neuronales en el sistema nervioso periférico", detalla el científico del CSIC.

El estudio sugiere además una explicación a los diferentes pronósticos asociados a los tumores derivados de la cresta neural, en concreto, los neuroblastomas, que son la causa más frecuente de cáncer sólido extracraneal en los niños.

"Se sabe que los neuroblastomas que expresan TrkA o TrkC tienen mejor pronóstico que aquellos que expresan TrkB, probablemente por el efecto que hemos demostrado", agrega Frade.

Los coleccionables pueden provocar un trastorno obsesivo compulsivo en las personas con tendencia a sufrirlo

Psicología
La excesiva publicidad que las editoriales dan a todo tipo de coleccionables, coincidiendo con el inicio del nuevo curso, puede provocar que las personas con tendencia a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo desarrollen antes esta patología.

De hecho, coleccionar objetos de manera exagerada es un síntoma de este grave problema psicológico (una de cuyas variantes es el conocido como 'Síndrome de Diógenes') y de la adicción a las compras, dos enfermedades mentales que afectan, aproximadamente, al 12 por ciento de la población, según ha determinado la profesora Francisca López Torrecillas, del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR) y experta en adicciones.

Muñecas de porcelana, piedras preciosas, dedales del mundo, relojes, abanicos, dinosaurios, cursos de idiomas o tanques y barcos por piezas son algunas de las colecciones que estos días inundan los quioscos de todo el mundo. En principio, y "siempre que esta afición se cultive de forma controlada", coleccionar objetos es beneficioso desde un punto de vista psicológico, ya que permite desarrollar habilidades y actitudes muy positivas para el individuo, como la constancia, el orden, la paciencia o la memoria, entre otras, informó la UGR en un comunicado.

Sin embargo, la profesora López Torrecillas advierte de que en los últimos años "se ha detectado un aumento muy importante" de casos en los que el coleccionismo exagerado ha desembocado en un trastorno obsesivo compulsivo o en una adicción a las compras.

- Perfeccionismo y meticulosidad.

La investigadora destaca que rasgos como una excesiva necesidad de control, el perfeccionismo o la meticulosidad y el orden "son muy frecuentes en las personas que tienen como hobby coleccionar objetos, pero también están muy relacionados con los trastornos psicológicos arriba señalados".

López Torrecillas afirma que el coleccionismo llega a convertirse en una obsesión --y por lo tanto en un problema-- "en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal", esto es, tienen falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos". Cuando aparece este sentimiento de ineficacia personal, "el coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor".

La profesora de la UGR considera que "la excesiva presión y el bombardeo publicitario" que muchas editoriales ejercen en estos días a través de los medios de comunicación "puede ayudar a los sujetos con predisposición a sufrir este problema a desarrollarlo".

Con todo, López Torrecillas señala que, como en todos los ámbitos de la vida, "el coleccionismo ejercido con control tiene numerosas ventajas desde un punto de vista psicológico", y advierte de que es necesario "realizar más estudios en profundidad" sobre este ámbito de investigación".